24 junio 2007

¡Quiero más, mucho más!

Muchos intelectuales afirman que las nuevas tecnologías han pasado a formar parte de las denominadas "adicciones sicológicas o adicciones sin drogas", que parecen afectar a los sujetos de la GenY. Cuando hablamos de estas adicciones, nos referimos a conductas repetitivas que resultan placenteras en las primeras fases, pero que después no pueden ser controladas por los usuarios.
En definitiva, llega un momento en el que lo mismo da que se trate del celular, la televisión o el Internet; el objetivo es olvidar nuestros problemas, y para ello nos sumergimos en un mundo tecnológico que parece alejarnos de lo que sucede allí afuera.
Como es de esperar, esta conducta adictiva en el uso se continúa en la necesidad de adquirir todo el tiempo la tecnología de punta. Lejos quedan el verdadero concepto de necesidad y las decisiones racionales y lógicas.
El "sí lo compro" no es fruto de un deliberado razonamiento que resuelve que determinado objeto realmente justifica el gasto. La simple diferencia entre un modelo 2.0 y uno 2.1 es motivación suficiente para desembolsar la cantidad de dólares que sea necesario.
Los casos que hoy en día muestran esta tendencia son analizados por Laurie Flynn para el New York Times (traducido por Clarin).
Otro espacio de investigación al respecto:

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